EUROPA
PRESS
25 junio
2021
¿Sabes
qué es la microbiota? ¿Y que si la cuidas puedes vivir más y mejor? Una experta
nos cuenta cómo
La microbiota está de moda y es que es
súper importante cuidarla para gozar de un buen estado de salud. Eso sí, la
microbiota no solo se relaciona con la salud digestiva, si ésta está alterada
puede afectar a nuestra salud global. Tenemos microbiota en varias partes del
cuerpo, pero fundamentalmente donde más diversidad hay es en el tubo digestivo,
pero también en la piel, en el tracto urogenital, o en la boca.
"La que más se ha estudiado y más implicaciones tiene
es la del sistema digestivo porque como se aloja en una pared muy porosa, sus
sustancias pasan a la sangre y éstas pueden ir al cerebro, por ejemplo",
explica en una entrevista con Infosalus la médico
especialista en Aparato Digestivo y experta en Inmunonutrición
y Nutrición Silvia Gómez Senent.
La también responsable de la Unidad de Gastroenterología
Integral de la Clínica de Especialidades médicas Hbn39 y especialista en el
Hospital de La Paz de Madrid acaba de publicar 'Universo Microbiota'
(Plataforma Actual), un manual en el que explica así que la microbiota
intestinal está conformada por los microorganismos que se encargan de la
digestión de los alimentos, pero una 'fauna' que también tiene otras
propiedades que cada vez se conocen más.
"Estos microorganismos generan unas sustancias, por
ejemplo hormonas, enzimas, o moléculas implicadas con un montón de partes de
nuestro cuerpo, como el sistema inmune por ejemplo, que pueden llegar a la piel
y a las articulaciones. Por eso, si tenemos un equilibrio adecuado en esa
microbiota todo funciona correctamente, pero cuando hay un desequilibrio en
favor de la microbiota no tan buena es cuando realmente pueden surgir problemas",
advierte la experta en microbiota y vocal de la junta directiva de la Sociedad
Española de Microbiota, Probióticos y Prebióticos (SEMIPyP).
Con ello, subraya que los españoles no cuidamos de nuestra
microbiota porque, a su juicio, no somos conscientes de su existencia. "Es
verdad que la gente que padece problemas sobre todo de temas autoinmunes y de
intolerancias alimentarias por esto se sorprendería. En España tenemos a
nuestro favor la dieta mediterránea, pero no tenemos conciencia de ejercicio,
del sueño necesario, de la gestión del estrés, o de las relaciones sociales.
Cada vez hay más estudios que relacionan el cambio de la microbiota con estos
aspectos", matiza la experta en enfermedad inflamatoria intestinal y
trastornos funcionales digestivos.
Según explica, la microbiota nos puede ayudar a vivir mejor:
"En muchas enfermedades como el Párkinson, o la artritis están muy
relacionadas con la microbiota y las personas lo desconocen. Si la cuidaran
podrían conseguir una mejor calidad de vida a pesar de estas enfermedades.
Además, pacientes con enfermedades autoinmunes, como la rosácea o la
fibromialgia, si se interviene en la microbiota, mejoran su calidad de vida. Es
una herramienta estupenda".
Después, en la persona sana, sin patologías, dice que es
importante cuidarla porque puede influir en el desarrollo de enfermedades en
este sentido, al mismo tiempo que en personas con antecedentes familiares de
Párkinson o de cáncer de colon, por ejemplo, esto se ha visto que, aunque hay
una parte genética que es invariable, la medicina cada vez más intenta
modificar los factores externos que, junto con la genética, nos harían
desarrollar la enfermedad. "Si tenemos, por tanto, esa parte genética pero
mejoramos ciertos hábitos o tendencias, nuestra microbiota mejorará y podremos
torcer ese camino predestinado y esto es también medicina curativa y
preventiva", destaca Gómez Senent.
Otro punto importante que resalta es que la microbiota
estaría relacionada con nuestra apariencia, el que parezcamos mayores o incluso
nos sintamos mayores de lo que somos. Según indica, está relacionado con los
conceptos de inflamación y de envejecimiento, y explicaría por qué hay personas
de 40 que 'están estupendas' y otras no, por ejemplo.
"Está muy relacionado con esos factores o epifenómenos
que nosotros podemos cambiar con la alimentación, el ejercicio, o la relación
con el estrés, por ejemplo, porque todo ello influirá en nuestro intestino y
hará que se generen sustancias muy positivas para el envejecimiento. Hay
bacterias en el intestino que generan hormonas relacionadas con la felicidad.
Si tienes buenas bacterias a este nivel serás una persona más feliz y todo esto
implicará una serie de fenómenos físicos. La felicidad se relaciona con menos
ansiedad y depresión. Por ejemplo, otras bacterias generan sustancias
antiinflamatorias que si las tienen reducirán la capacidad de nuestras células
de envejecer, y se mantendrán más jóvenes durante más tiempo", señala.
Con ello, y volviendo al concepto inicial, la experta en
microbiota resalta que al final los seres humanos no somos un intestino, un
corazón o un cerebro, sino que somos un conjunto. "Cada vez se ve más a la
persona en su conjunto, y los fenómenos de envejecimiento, eventos
cardiovasculares o cansancio están muy relacionados con lo anterior",
apostilla.
La
microbiota, una "pared digestiva"
Por ello, la especialista del Hospital de La Paz insta a no
hablar aisladamente de microbiota sino de "pared digestiva" porque la
bacteria vive en un entorno y hay que cuidarla a ella y al entorno:
"Muchos de los tratamientos para mejorar la microbiota no unifican o no
van bien porque se dedican solo a poner tratamiento a la microbiota en concreto
y no tienen en cuenta dónde viven esos pacientes, y en qué condiciones.
Entonces, siempre se debe tener en cuenta el valor del intestino entero, en su
conjunto, como una pared intestinal".
Eso sí, la doctora Gómez Senent
llama la atención sobre el empleo de los probióticos para mejorar la
microbiota, que en muchos casos compramos en los supermercados por propia
voluntad, si bien advierte de que no todos los probióticos valen para lo mismo.
"El probiótico idealmente te lo tiene que prescribir un médico o
farmacéutico formado en este campo, aunque no está sujeto a prescripción médica
y se vende en supermercados. De todos los probióticos que hay en el mercado no
todos cuentan con evidencia científica para el objetivo con el que se venden y
es un problema importante", agrega.
Por ejemplo, ella ha participado en un estudio sobre
microbiota y niños con TEA en el Hospital de La Paz, donde se ha visto que
estos niños cuentan con una alteración concreta en la misma. "La mayor
parte de niños con TEA padecen síntomas digestivos. Se ha comprobado que si se
les ofrece un probiótico con evidencia, un determinado probiótico, mejora su
microbiota y en consecuencia su sistema digestivo, así como muchos aspectos del
neurodesarrollo y de la parte neurocognitiva", agrega.
¿Cómo una persona entonces puede sospechar de que no tiene
bien su microbiota? Esta especialista afirma que si una persona desarrolla una
enfermedad fuera del aparato digestivo en general ya tiene alterada su
microbiota. "Pero una persona sana, normal de la calle, adulta, de edad
media, si de repente hay cosas que no le cuadran, empieza a no tolerar ciertos
alimentos, presenta cefaleas constantes, empieza a aparecer la piel muy seca de
repente, con infecciones de orina con repetición, candidiasis,
pérdidas de memoria de cosas recientes, diarrea, estreñimiento, tripa muy
distendida, o cansancio brutal, una vida muy estresada, o levantarse cansado,
esto está muy en la línea de alteración de la microbiota", según asegura.